Menorca es la isla de la arqueología por excelencia y la más oriental y septentrional de las Islas Baleares. El paso de la historia concede a Menorca peculiares características que la diferencian del resto del archipiélago balear. Los numerosos vestigios y monumentos se encuentran por doquier y son testimonio de los intensos episodios que ha vivido esta pequeña isla. Desde su época prehistórica hasta la más actual, podemos ver una mezcla de culturas las cuales hacen enriquecen a Menorca en su totalidad. La mezcla de estas diferentes culturas que llegaron hasta sus costas dejó una rica herencia patrimonial y cultural, que será uno de los alicientes de los que el visitante podrá disfrutar.
El incomparable paisaje de Menorca y su excepcional cuidado obtuvo un importante y merecido reconocimiento. En 1993, la isla pasó a formar parte de la red mundial de Reservas de la Biosfera, por parte de la UNESCO, lo que le convierte en un territorio modelo de desarrollo sostenible. Su riqueza natural, bañada por el Mediterráneo, es uno de sus mayores atractivos para el visitante, que podrá disfrutar de unos parajes envidiables y de gran belleza, donde apenas se puede preciar la huella del ser humano.
La huella que dejaron sus ancestrales pobladores sigue aún viva en los poblados prehistóricos de la isla. Sus construcciones megalíticas, formadas por piedras de grandes dimensiones, son de las más significativas del mundo.
La capital de la isla desde 1714 es Mahón, situada en la costa este de la isla. Anteriormente la capital de Menorca fue Ciutadella pero fue bajo la ocupación inglesa donde el gobernador británico Richard Kane decidió trasladar trasladar los tribunales reales y la sede del gobierno de Ciutadella a Mahón.
En Menorca siempre se ha apostado por los alimentos más tradicionales ofrecidos por el campo menorquín, cocinando según los productos de temporada y siguiendo un calendario de celebraciones con los platos más típicos en cada una de ellas. Un privilegio que, durante mucho tiempo, ha sido reservado a los lugareños.
Desde hace ya unos años, la cocina más tradicional de Menorca se puede degustar en los mejores restaurantes de la isla, ofreciendo cocina de mercado y tradicional, llegando incluso a conseguir sellos de calidad y marcas de garantía como es el caso del Queso de Mahón.