Como el resto de las Islas Baleares, Menorca ha sufrido numerosas invasiones a lo largo de su historia: fenicios, griegos, cartagineses, romanos, vándalos, visigodos, árabes, catalanes, franceses e ingleses han tomado esta bella isla, pero a todos antecedió una cultura prehistórica única en el mundo, ya que dejó algunos testimonios en piedra que sólo se encuentran aquí.
Menorca tiene una prehistoria muy reciente, sobre todo si la comparamos con otras culturas prehistóricas que han florecido en su entorno isleño y continental. Los testimonios más remotos que han llegado hasta nuestros días corresponden al inicio de la Edad de Bronce, al periodo denominado pretalayótico, que abarca, aproximadamente, desde el año 2000 al 1200 antes de Cristo.
Coincidiendo con la época de mayor esplendor de la cultura megalítica, en el año 1200 antes de Cristo se inicia el periodo talayótico.
La abundancia de yacimientos (en torno a unos trescientos) de esta etapa ha determinado que la isla haya sido catalogada como un verdadero museo al aire libre.
El Talayot es el elemento arquitectónico que da nombre a este periodo. Se trata de construcciones troncocónicas de piedra con planta circular, semicircular o cuadrada.
Por su lado, la Taula es un elemento exclusivo de la cultura megalítica menorquina. Consiste en una gran losa rectangular, colocada en posición vertical, sobre la que se apoya otra transversalmente, formando una estructura semejante a una “T”.
Los fenicios llegaron a Menorca hacia el siglo XI antes de Cristo y la bautizaron con el nombre de Nura. Estos marinos y comerciantes provenientes de Tiro y Sidón, en el Líbano actual, desarrollaron un incipiente comercio entre Menorca e Ibiza y fundaron las dos ciudades más importantes que hay hoy en la isla: Mahón (Magón) y Ciudadela.
Hacia el 500 a.C se funda alguna ciudad estado por parte de los colonizadores griegos, que llaman a Menorca Meloussa. Al igual que los fenicios, los griegos no llegaron a establecer colonias permanentes en la isla, pues no hay ningún vestigio que testifique el establecimiento definitivo de los mismos.
Alrededor del año 300 a.C los cartagineses toman la isla y llamaron Jamma o Iamnona a Ciudadela y Magón a la actual capital de Menorca.
Casi un siglo media entre la fecha de la batalla de Zama (201 a.C) que puso fin al imperio cartaginés y la conquista de las Baleares por el cónsul Quinto Cecilio Metelo, llamado a causa de su gesta “el Baleárico”.
De este modo, en el año 123 a.C empieza la dominación romana en Menorca, coincidiendo con la conquista de las islas por parte de Cecilio Metelo con el fin de asegurar el tráfico marítimo entre la metrópoli y la Península Ibérica. Menorca fue denominada entonces Minorca, por su menor tamaño en relación a la vecina isla de Mallorca.
Como restos importantes de la dominación romana cabe mencionar la fortaleza construida en la cima del monte de Santa Águeda, el campamento excavado en el cabo de Cavallería, las inscripciones latinas de la denominada Cova de Jurat, en Cales Coves. De esta época datan las basílicas paleocristianas de Son Bou, Fornás de Torrelló, Cap de Fornells y de la Illa del Rei.