Construido entre los siglos X y XIII, se alza en la cima de la montaña del mismo nombre, destacando como uno de los complejos defensivos más relevantes de Al-Andalus, actualmente se conservan sus restos. Su ubicación estratégica permitía controlar el territorio y los puertos de la costa norte, además de ofrecer un refugio seguro tanto para las autoridades como para la población rural de los alrededores en caso de emergencia.
Para visitarlo, se accede por el camino de Alocs hasta las antiguas escuelas rurales. Desde allí, un sendero a pie lleva al castillo, atravesando una calzada de tipología romana pero de época medieval.